La mamoplastia de aumento, o lo que de forma habitual llamamos aumento de pecho, es una de las cirugías más comunes que realizamos en la actualidad.
Consiste en una cirugía en la que, mediante una prótesis de mama, aumentamos el volumen del pecho. Al mismo tiempo que aumentamos el volumen del pecho, esta cirugía nos permite modificar algunas características de la mama para poder dar una forma más agradable y corregir pequeñas deformaciones.
Indicaciones:
El aumento de pecho se indica en un número muy variado de pacientes:
- Mamas pequeñas
- Asimetrías mamarias
- Mamas vacías después de lactancias
- Mamas ligeramente caídas
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Lo más importante de la cirugía es pensar en la mama que nos gustaría tener. Las técnicas actuales permiten crear multitud de formas y volúmenes diferentes para una misma persona. El abanico va desde mamas muy artificiales hasta pechos realmente naturales, y es la obligación del cirujano plasmar sobre la piel las ilusiones que tiene cada paciente.
Es importante tener una idea del volumen que se quiere conseguir, la forma del pecho, del escote, dónde queremos la cicatriz o cómo de juntos nos gustaría tener los pechos.
Son 3 las vías de acceso por las que se puede introducir una prótesis:
– Axila. Para mi es la cicatriz más invisible, porque queda escondida en un pliegue del ápex de la axila, y al cabo de unos meses es muy difícil de ver. El inconveniente de esta cicatriz es la dificultad de realizar modificaciones en la forma de la mama desde la axila y la imposibilidad de levantar el pecho, si éste está caído. Sólo se puede realizar en aproximadamente un 30% de las pacientes.
– Areola. Es una de las vías de acceso que se utiliza de forma más común. Queda escondida en la parte inferior de la areola, en la interfase de la piel pigmentada con la piel clara, y comienza a disimularse a los 6 meses de la intervención, cuando la cicatriz pierde la tonalidad roja. Permite realizar cambios en la mama y elevarla en casos de una mama ligeramente caída.
Tiene la ventaja que cuando la paciente se tumba es prácticamente imposible verla porque queda escondida en los pliegues de la areola, aunque a veces puede ser visible si se observa el pecho de pie.
– Submamaria. Es la cicatriz que menos se utiliza, aunque probablemente sea la más fácil, técnicamente, para el cirujano. La cicatriz queda escondida en el pliegue inferior de la mama. Permite cambiar la forma y elevar la mama. Es una cicatriz que queda escondida con la sombra del pecho cuando la paciente esta de pie, pero que es visible cuando la paciente se tumba. No es una cicatriz que se recomiende a aquellas personas que practican el top-less.
Son dos las partes del escote que son modificables: la parte superior y la parte interna.
– La parte superior o polo superior, como se denomina técnicamente, es la zona del pecho que se encuentra por encima del pezón hasta llegar a la clavícula. Podemos definir muchos tipos de polos superiores, desde aquellos que están muy vacíos y pueden imitar un «tobogán» hasta aquellos tan llenos y artificiales que parecen globos. Las técnicas actuales permiten definir con precisión la artificialidad del polo superior. Tenemos muchas opciones para escoger.
– La parte interna o «canalillo» es la separación que encontramos en el esternón entre los pechos. Podemos definir tres grandes grupos: la separación amplia, la separación normal y los pechos cerrados.
Existe la falsa creencia de que las prótesis colocadas por debajo del músculo tienen una apariencia más natural y una evolución más buena a lo largo de los años. Esto es falso. De hecho, hay más de 5 formas diferentes de colocar una prótesis de mama y esta variedad existe porque no hay ninguna perfecta, todas tienen ventajas e inconvenientes. Aunque siempre hay una opción preferida para cada anatomía.
De forma muy general podemos decir que las prótesis se pueden localizar por debajo de la glándula mamaria, por debajo de la fascia pectoral (una capa del músculo pectoral), por debajo del músculo pectoral o incluso en planos mixtos, donde una parte de la prótesis queda por encima del músculo y otra parte queda por debajo (planos dual).
La elección del plano protésico es muy importante y requiere muchos años de experiencia para escogerlo adecuadamente, porque lo que puede parecer perfecto ahora puede generar problemas con los años o en futuras lactancias.
Aunque pueda parecer sencillo, la anatomía humana es un poco más complicada de lo que uno piensa. Los tejidos vivos tienen comportamientos diferentes a lo largo de los años, y la influencia de la genética también es muy importante. Comentar las dudas, las ventajas y los inconvenientes de cada plano con tu cirujano es muy importante.
Actualmente podemos dividir las prótesis mamarias según su contenido en: prótesis de silicona y prótesis de suero.
Las prótesis de suero fueron las primeras que se utilizaron, y aún se utilizan en algunos sitios. Como gran ventaja podríamos decir que son muy seguras en caso de rotura, pero también tienen grandes inconvenientes. El primero es que el resultado no es tan natural como el generado con prótesis de silicona. El tacto es como el de un globo lleno de agua, e incluso, en algunas pacientes, se puede oír el ruido del suero al mover el pecho. Además, tienen tendencia a deshincharse con el tiempo. Difícilmente serán prótesis que estarán perfectas más allá de 10 años.
Las prótesis de silicona son las más utilizadas en nuestro país. Consisten en una cobertura de silicona solida en el interior de la cual hay un gel de silicona. Las primeras prótesis de silicona no tenían gel de silicona en su interior, sino silicona líquida. Ello provocaba que el tacto de la prótesis fuera muy natural, pero tenían un problema cuando se rompían: la silicona líquida tiene tendencia a desplazarse por el cuerpo y migra hacia los ganglios linfáticos, y generaba muchos problemas en las pacientes portadoras.
Esto se solucionó con las prótesis de gel, que tienen más consistencia y aunque se rompan, su contenido no se desplaza por el cuerpo. La primera generación fue de baja adherencia, y con cada nueva generación ha ido aumentando la dureza de la silicona. Ello hace que tengan una alta durabilidad, pero también las hace un poco más artificiales al tacto.
La cobertura de la prótesis es de silicona sólida, y esta cobertura puede ser lisa o rugosa. Actualmente, la práctica totalidad de las prótesis son rugosas porque dan mejores resultados.
Finalmente, está la forma del implante. Según la forma del implante éste puede ser simétrico o anatómico. Los simétricos son aquellos que tienen forma redonda.
De implantes simétricos hay de muchos tipos, según el grado de esfericidad. Cuanto más redondos son, decimos que tienen más proyección. A más proyección, normalmente, tenemos más artificialidad.
Los implantes anatómicos son los asimétricos, los que tienen una parte superior menos llena que la inferior, dando una forma que pretende imitar mejor la forma de una mama natural, como una lágrima o una gota de agua.
Al contrario de lo que se puede pensar, no siempre la forma anatómica da resultados más naturales, ni al revés. La forma final de la mama depende de muchos factores, incluyendo la forma de la mama antes de operar, la forma del implante o de cómo se adapta este implante a la mama. Hay muchas variables a tener en cuenta y muchas formas posibles de prótesis disponibles en el mercado.
Lo más importante de un implante es que sea de una marca reconocida, que tenga el marcaje CE y que tenga una garantía detrás. Sólo eso nos permitirá afirmar que se trabaja con implantes de calidad.