La caída del cabello se ha convertido en un tema de preocupación común entre los hombres, la mayoría de ellos jóvenes entrados en los 30 que han decidido prevenir la pérdida acelerada de su cabello derivada principalmente de factores genéticos en combinación con algunos aspectos relacionados con su estilo de vida actual: la presión, el estrés y la ansiedad. La edad en que aparece la alopecia y su complejidad varia de un individuo a otro y siempre obedeciendo a factores hereditarios.
Los andrógenos especialmente la dihidrotestosterona o DHT ejercen un efecto debilitante del folículo piloso que con el paso del tiempo incide en la atrofia progresiva del pelo y la hipertrofia de las glándulas sebáceas, reduciendo en conjunto la densidad y cantidad de cabello al punto de provocar el despoblamiento total de las áreas afectadas. En relación a la edad de aparición es importante anotar que entre más tarde aparezca, la alopecia será menos severa dado que se verá reducido el impacto de la carga hormonal sobre las regiones de pelo previamente formadas.
Llegados a este punto podemos hablar de las etapas que componen el ciclo capilar con el propósito de entender con mayor precisión el fenómeno de la pérdida del cabello en los hombres:
la Fase 1 denominada Anágena o de crecimiento que dura entre 2 y 7 años se caracteriza por la actividad permanente de las células constitutivas del folículo capilar, generando una estimulación acelerada en el crecimiento del cabello y su regeneración progresiva. Posteriormente encontramos la Catágena o fase de transición que dura entre 3 a 6 semanas y se caracteriza por el cese de la actividad folicular y la suspensión del crecimiento del cabello. Finalmente el cabello entra en la fase de reposo o Telógena donde se pierden alrededor de 100 a 120 cabellos al día, cuando este número aumenta de forma significativa y no se genera la renovación capilar hablamos de efluvio telógeno que puede ser agudo o crónico.
Antes de implementar un tratamiento enfocado en la reducción de la caída del cabello, es importante plantear un diagnóstico diferencial que responda a las necesidades y antecedentes hereditarios de cada paciente. En casos severos recomiendo alternativas como el trasplante capilar destinado a reposicionar quirúrgicamente los folículos capilares desde zonas altamente pobladas hacia lugares donde escasea el cabello. En la actualidad, las técnicas quirúrgicas desarrolladas han evolucionado al punto de reducir las cicatrices y el impacto en los tejidos intervenidos, además dependiendo de la extensión de las áreas tratadas es posible llevar a cabo el procedimiento en varias sesiones sin demeritar los resultados; una alternativa ambulatoria eficaz de resultados incomparables y con pocos días de incapacidad.
La calvicie sin duda requiere de un tratamiento multidiciplinar que además de protocolos quirúrgicos invasivos haga uso de tratamientos a base de suplementos y medicamentos tópicos para controlar la caída del cabello. Sin desconocer el efecto que conllevan los factores hormonales en la caída del pelo, es importante precisar que algunas patologías de base conservan especial relación con la alopecia crónica, especialmente las mencionadas a continuación:
– Lupus.
– Diabetes mellitus 1 y 2.
– Anemia ferropénica (Insuficiencia de hierro en sangre).
– Infecciones de tipo micótico.
Por su parte, el estrés y la ansiedad desencadenan lo que en medicina se conoce como el efluvio telógeno, caracterizado principalmente por una acelerada pérdida de pelo derivada del impacto del estrés en nuestro cuerpo a consecuencia de una sobrecarga de noradrenalina y cortisol, dos hormonas que afectan el ciclo natural de crecimiento y regeneración del cabello.
De manera complementaria encontramos el plasma rico en plaquetas, un tratamiento basado en la filtración de la sangre del paciente con el propósito de extraer de esta el plasma sanguíneo que la compone. Este compuesto biocompatible es reinfiltrado en el cuero cabelludo con el propósito de fortalecer el folículo piloso y mejorar en consecuencia el volumen, la calidad y densidad del pelo en las áreas tratadas. Luego de un proceso de toma de sangre y su posterior filtrado para extraer de la muestra el plasma a reinfiltrar, agregamos una mezcla de compuestos farmacológicos de efecto comprobado en la reducción de la caída del cabello. Generalmente hacemos uso del Monixidil, los compuestos vitamínicos y la Biotina por sus efectos comprobados en el fortalecimiento de los folículos y la estructura constitutiva del cabello. Los tratamientos con vitaminas son aconsejables siempre y cuando se cumpla estrictamente con la periodicidad sugerida por el especialista, principalmente 5 sesiones con intervalos de 10-15 días y con mantenimiento cada 3 meses.
El tratamiento a base de plasma rico en plaquetas es bastante simple y requiere de 3 infiltraciones seguidas con intervalos de 1 mes para posteriormente someter al paciente a refuerzos cada 4 meses. Con el tiempo, se percibe una mejora considerable en la vascularización de las zonas tratadas, estimulando la formación autóloga de colágeno y elastina que incentiva la regeneración de los folículos pilosos y el cuero cabelludo en general. Con el propósito de asegurar resultados satisfactorios, se recomienda dar cumplimiento estricto al tratamiento según las indicaciones del especialista. De manera preventiva para pacientes que aún no demuestran una perdida acelerada de cabello, recomiendo tratamientos basados en la bioestimulación capilar a base de PRP.
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